En 1907 Theodore Vail Presidente de AT&T formuló un principio fundamental que establecia que el teléfono, por la naturaleza de su tecnología, funcionaría más eficientemente como un monopolio que brindara un servicio universal.
El gobierno de los Estados Unidos aceptó este principio, inicialmente en un acuerdo de 1913 conocido como el Compromiso de Kingsbury. Con la condición de que AT&T conectara a compañías telefónicas independientes no competidoras a su red y se deshiciera de su interés en el control de Western Union Telegraph.
Las administraciones federales posteriores investigaron el monopolio telefónico conforme a la ley general anti-monopólio y alegaron abusos por parte de la empresa que llevaron a presentar una demanda anti-monopólio en 1949. En 1956 se firmó un decreto con consentimiento por AT&T y el Departamento de Justicia y archivado en la corte mediante el cual AT&T acordaba restringir sus actividades al negocio del servicio nacional telefónico regulado y el trabajo gubernamental.
Con el paso de los años el Sistema Bell de AT&T brindaba el que era el mejor sistema telefónico del mundo. El porcentaje de hogares estadounidenses con teléfono alcanzó el 90% en 1969. Gran parte de la dirección llegó por la aplicación de la ciencia y tecnología desarrollada en la subsidiaria AT&T Bell Telephone Laboratories. La transición de componentes electromecánicos a componentes electrónicos permitió nuevas, más poderosas, y eventualmente menos costosos equipos de redes y servicios al cliente.
Los cambios tecnológicos y la flexibilidad de la FCC (Federal Communications Commision) o Comisión Federal de Comunicaciones, la agencia reguladora que supervisa las telecomunicaciones en los Estados Unidos de América, permitieron gradualmente la entrada a nuevos competidores del Sistema Bell. Para mediados de la década de 1970 la competencia había avanzado hacia el servicio general de larga distancia.
Aquellos cambios en las telecomunicaciones condujeron a una nueva demanda anti-monopólio presentada en 1974 por el gobierno de los Estados Unidos de América contra AT&T.
Cuando Bell Labs realizo la septima edición de UNIX (UTS), AT&T comprendió que UNIX era un valioso producto comercial y debido a ello comenzó a cobrar por su distribución: u$s 100 a las universidades y u$s 21000 a terceros en concepto de licencia de uso.
En 1979 AT&T licenció UNIX a Microsoft, pero como no pudo licenciar el nombre de UNIX, fué licenciado con el nombre de XENIX. En ese entonces XENIX fué promovido por Microsoft como el sistema operativo para las microcomputadoras del futuro, primero para la legendaria IBM PC y luego para la XT, pero con resultados desastrosos.
La demanda anti-monopólio, que comenzó en 1974, concluyó en enero de 1982 cuando AT&T fué obligada a separarse de las compañías telefónicas pertenecientes al sistema Bell que proveían servicios locales. Pero a cambio, el gobierno estadounidense acordó levantar las restricciones del decreto de 1956
AT&T anunció ese mismo año el soporte oficial para UNIX y la primera realización comercial desarrollada fuera de Bell Labs por el UNIX System Group (USG): UNIX System III. La licencia de UNIX System III prohibía el estudio del código fuente con el objeto de evitar poner en peligro su condición como secreto comercial, con lo cuál muchas universidades protestaron simplemente descartando el estudio de UNIX y enseñando sólo teoría.
En 1983 Computer Research Group (CRG), UNIX System Group (USG) y un grupo de terceros constituyeron el UNIX System Development Lab. AT&T anunció UNIX System V.
El desmantelamiento de AT&T tuvo lugar el 1 de enero de 1984. El sistema Bell había muerto, pero ese vacio fué reemplazado por una nueva AT&T y siete compañías Bell regionales operativas (conjuntamente denominadas RBOCs, Regional Bell Operating Companies).
Para cuando llegó UNIX System V Release 2, ya existían 100,000 UNIX instalados en todo el mundo.